jueves, 26 de junio de 2008

ÚNICO



ÚNICO



La gente de nuestro tiempo acostumbra hablar mediante clichés sin reparar en el hecho que son irreales y negativos. Estos lugares comunes por lo general aparentan ser frases altisonantes, llenas de sabiduría, pero en el fondo no son más que palabras cuidadosamente combinadas para aparentar intelectualidad.



Cuando era chico una anciana me enseñó que “las personas nunca cambian verdaderamente, sólo dan una imagen mejorada de sí mismas”. El presidente de un país limítrofe dijo tiempo atrás que mis compatriotas y yo somos “todos corruptos, desde el primero hasta el último” (cuando esto se hizo público tuvo que viajar a mi nación para pedir disculpas por el trascendido...). Y hace poco una persona me dijo: “nadie es imprescindible”.



Debo admitir que estoy muy cansado de este tipo de declaraciones. Cansado de tanta generalización, harto de los moldes que establece la sociedad globalizada y disconforme con las mentiras que los medios de comunicación intentan hacernos creer. ¡Cuántos motivos para perdernos en la masa y ser un número más en las estadísticas!



Sin embargo, me alegró mucho redescubrir el inspirador Salmo 139, del famoso rey David. Allí escribió: “Dios mío, tú me conoces muy bien; ¡sabes todo acerca de mí! ¡Jamás podría yo alejarme de tu espíritu, o pretender huir de ti! Tú fuiste quien me formó en el vientre de mi madre, quien formó cada parte de mi cuerpo. Soy una creación maravillosa, y por eso te doy gracias”. (TLA).



Los seres humanos utilizamos frases hechas que pretenden condicionar la forma de pensar y entender a Dios, nuestro Creador. Sin embargo, ¡qué diferencia encontramos en este poema de David, cuando concluye: “Dios mío, mira en el fondo de mi corazón, y pon a prueba mis pensamientos, dime si mi conducta no te agrada, y enséñame a vivir como quieres que yo viva”! Salmo 139.23-24 (TLA).



¿Sabe algo? ¡Todos somos imprescindibles!



Si usted no existiera, el mundo no sería el mismo, porque fue creado por Dios como una persona única. Esto le otorga un gran privilegio, pero al mismo tiempo la suprema responsabilidad de relacionarse con Él de manera única, porque “sólo hay un Dios y sólo hay uno que puede ponernos en paz con Dios: el hombre Jesucristo”. 1 Timoteo 2.5 (TLA).



¡Atrévase a vivir esta realidad y su vida cambiará para siempre!



¡Buen Fin de Semana!





CRISTIAN FRANCO

www.cristianfranco.org



© 2008 – Todos los Derechos Reservados - Se concede permiso para el reenvío mientras se conserve la integridad del texto, incluyendo su autoría.



Suscripción gratuita: suscribir@cristianfranco.org



TLA – Biblia Traducción en Lenguaje Actual - Copyright © Sociedades Bíblicas Unidas, 2000. Usada con permiso.



SI USTED DESEA RECIBIR ESTOS MENSAJES EN FORMATO "SOLO TEXTO" POR FAVOR ENVÍENOS UN E-MAIL A solotexto@cristianfranco.org

No hay comentarios.: